XLII

mística, yo nunca dejaré de hablarte
de vestirte, de calzarte
porque todos los muros de berlín
de todos los berlines
no pudieron con vos


yo me quedo en tu más allá
devolviendo los piedrazos que no llegan
transmutados en acordes de novena
a la velocidad del sonido


que va más rápido que el viento
pero eso, cuando te visto
cuando te calzo, cuando te ombligo
no importa en lo más mínimo
las monedas van y vienen en tu más allá

1 comentario:

ulises. dijo...

o en su más acá.
Siempre sabés escribir tan lindo vos, ser, un poquitito, quizás.
Un cielo de remera rojo.